Bass, T. J La Ballena Dios 

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lancha y se colocaron voluminosas máscaras antigás. El bote siguió sus instrucciones,
dando bandazos, con los sensores alerta entre los desechos. Islas flotantes de pegajosa
espuma se apilaban bajo la proa, rompiéndose sonoramente hacia los lados en
incansables fragmentos.
 Las luces comienzan a parecerme verdes. Sin embargo, no puede ser demasiado
malo; vi nadar a una rata.
Drum, a popa, seguía con interés los rayos luminosos del bote.
 ¡Mira ese pobre diablo! Debe haber sido muerto por el gas. Las ratas ya han devorado
casi la mitad.
Drum tragó saliva. Su placa facial se cubrió de vapor. Al cuerpo que pasaba flotando le
faltaba desde la cintura para abajo. Se desplazaba sobre su espalda, con sus abiertos
ojos fijos en ellos.
 Marca noventa y nueve grados. Debe haber muerto recientemente.
 Esperemos que nuestras máscaras funcionen bien.
 Ahora se enciende la señal de alarma del bote. Hemos entrado en el gas nocivo.
Fíjate en todas esas ratas muertas. Supongo que podremos dejar nuestras colchonetas
en cualquier lugar de esta zona.
La pequeña lancha disminuyó su velocidad, encallando en un fangoso delta. Su luz
delantera buscó por la pared. Ode reunió los blandos bultos.
 Ahí está la escotilla exterior. El cromatógrafo lee en la zona del rojo: nada podría vivir
aquí.
Vadearon hasta la escotilla y extendieron sus mantas y almohadas sobre el suelo del
seco corredor. Drum miró de cerca, bajo la luz, a un montón de insectos. No se movieron.
 Sería estupendo poder dormir bien toda una noche para variar  sonrió Ode . Ni uno
de estos condenados pequeños bichos podría vivir en esta atmósfera.
Drum se volvió bruscamente hacia la puerta.
 Ni nosotros, si fallan estas máscaras. Me llega demasiado el sabor de la nube.
Regresemos.
El barco los saludó con una luz guiñante.
 No había observado antes huellas de pisadas. Conducen directamente al agua, son
de pies desnudos  dijo Drum . ¿Quién caminará descalzo por las alcantarillas?
 Habitantes de los cimientos, fugitivos. El gas los hizo salir. ¿Ves algo en el agua?
Mientras volvían por el conducto de la cloaca, el barco buscaba cuerpos.
 Nada  dijo Drum, vigilando la pantalla ¿Adónde se fueron?
 Probablemente se ahogaron. Incluso si tuvieron algo sobre lo que flotar, está la
espuma. Si te aventuraras en una masa de eso te asfixiarías muy rápidamente. El gas
nocivo es simplemente un riesgo más.
Pequeños objetos pálidos y plumosos llovían sobre ellos.
 ¿Nieve?
 Solamente insectos muertos. Todavía estamos en las emanaciones.
Aquella tarde su comida fue interrumpida por las sirenas. La luz de actividades
desautorizadas parpadeaba. Una escuadra de seguridad atravesó a trote corto la revuelta
sala.
 ¿Qué sucede?  preguntó Ode.
Drum miró al otro lado de la puerta.
 No lo sé, pero se dirigen hacia nuestro campamento. Creo que me acercaré a ver.
Ode se limpió la boca y le siguió.
 Cuidado. Recuerda que esto es asunto de Seguridad.
Drum recogió su pala, imprimiéndole un balanceo experimental. El campamento estaba
pobremente iluminado. El mec de las cloacas había conectado la mayor parte de la
energía para buscar circuitos en el curso del conducto. Vieron neblinas y tiras miceliales
que resplandecían en la distancia. La escuadra de seguridad se habla calzado botas y
vadeaba cautelosamente, hundida en el cieno del delta. Sin una palabra desaparecieron
en la oscuridad. Ode y Drum, confundidos, permanecieron quietos durante largo rato.
Después, Drum se encogió de hombros y se dio vuelta con intención de partir. Los
circuitos tenían aspecto familiar. Del bote llegó un remoto sonido.
 Alguien se ha apoderado de nuestra lancha  dijo Drum mientras entraba en el cuarto
de control . ¿Podemos captarlo con los sensores de la tubería?
El diseño de búsqueda ofreció un conjunto de imágenes infrarrojas en la pantalla, pero
como en un tablero de damas, el resto de las casillas permanecieron vacías.
 La mayoría de mis ojos están nublados  dijo el mec de las cloacas . Mis detectores
de masa señalan gran cantidad de basura flotante, pero hasta ahora ningún barco.
 ¿Oídos?  preguntó Drum.
 Nada.
 Bien, llámanos si encuentras algo.
Los hombres volvieron a su comida. Cuando regreso, la escuadra de seguridad olía a
rancio y a sucio. La brigada anfibia les ofreció bebidas calientes a cambio de noticias.
 Odio verlos largarse  dijo el jefe de escuadra . Intentaremos atraparlos en la
siguiente ciudad corriente abajo.
 No hay bote  dijo Ode . Supongo que eso significa que hemos perdido nuestro
equipo.
 A menos...  sugirió Drum . A menos que tomemos un tubo de transporte hasta esa
ciudad.
Estudiaron el diseño del tráfico mediante los terminales. El viaje completo les llevaría
muchas horas, e intentar seguir manteniendo reunido el equipo sería casi imposible en las
atestadas líneas de pasajeros. Ambos movieron la cabeza.
 No, supongo que no  dijo Drum . Resultaría más económico comprar todo de nuevo.
Ode asintió. Mucho más sensato.
5. TABANOS Y LARVAS
Cálidas olas gris pizarra atravesaban áridos archipiélagos tropicales, cruzando miles
de millas de mares estériles y silenciosos para romperse atronadoramente contra los
cuarteados acantilados en declive del sector naranja. Lechos calizos, erosionados por el
continuo golpeteo, entregaban sus antiguos vestigios de Xyne gres y Ganotytes carneo.
Procedentes de los acantilados, estos delicados restos lívidos del arenque y del sábalo
miocénicos se desintegraban lentamente por la acción de las olas; eran desenterrados y
atomizados por un océano estéril bajo cielos desiertos. Moléculas de veinte millones de
años de antigüedad, reunidas por peces óseos, estaban siendo ahora dispersadas en una
era sin peces óseos.
De los incontables megafósiles que albergaba la corteza terrestre sólo perduraba un
puñado. Hoy, los vestigios salitrosos del arenque y del sábalo se arremolinaban alrededor
de uno de los ejemplares megafáunicos sobrevivientes. [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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