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lancha y se colocaron voluminosas m�scaras antig�s. El bote siguió sus instrucciones,
dando bandazos, con los sensores alerta entre los desechos. Islas flotantes de pegajosa
espuma se apilaban bajo la proa, rompi�ndose sonoramente hacia los lados en
incansables fragmentos.
 Las luces comienzan a parecerme verdes. Sin embargo, no puede ser demasiado
malo; vi nadar a una rata.
Drum, a popa, segu�a con inter�s los rayos luminosos del bote.
 �Mira ese pobre diablo! Debe haber sido muerto por el gas. Las ratas ya han devorado
casi la mitad.
Drum tragó saliva. Su placa facial se cubrió de vapor. Al cuerpo que pasaba flotando le
faltaba desde la cintura para abajo. Se desplazaba sobre su espalda, con sus abiertos
ojos fijos en ellos.
 Marca noventa y nueve grados. Debe haber muerto recientemente.
 Esperemos que nuestras m�scaras funcionen bien.
 Ahora se enciende la se�al de alarma del bote. Hemos entrado en el gas nocivo.
F�jate en todas esas ratas muertas. Supongo que podremos dejar nuestras colchonetas
en cualquier lugar de esta zona.
La peque�a lancha disminuyó su velocidad, encallando en un fangoso delta. Su luz
delantera buscó por la pared. Ode reunió los blandos bultos.
 Ah� est� la escotilla exterior. El cromatógrafo lee en la zona del rojo: nada podr�a vivir
aqu�.
Vadearon hasta la escotilla y extendieron sus mantas y almohadas sobre el suelo del
seco corredor. Drum miró de cerca, bajo la luz, a un montón de insectos. No se movieron.
 Ser�a estupendo poder dormir bien toda una noche para variar  sonrió Ode . Ni uno
de estos condenados peque�os bichos podr�a vivir en esta atmósfera.
Drum se volvió bruscamente hacia la puerta.
 Ni nosotros, si fallan estas m�scaras. Me llega demasiado el sabor de la nube.
Regresemos.
El barco los saludó con una luz gui�ante.
 No hab�a observado antes huellas de pisadas. Conducen directamente al agua, son
de pies desnudos  dijo Drum . �Qui�n caminar� descalzo por las alcantarillas?
 Habitantes de los cimientos, fugitivos. El gas los hizo salir. �Ves algo en el agua?
Mientras volv�an por el conducto de la cloaca, el barco buscaba cuerpos.
 Nada  dijo Drum, vigilando la pantalla �Adónde se fueron?
 Probablemente se ahogaron. Incluso si tuvieron algo sobre lo que flotar, est� la
espuma. Si te aventuraras en una masa de eso te asfixiar�as muy r�pidamente. El gas
nocivo es simplemente un riesgo m�s.
Peque�os objetos p�lidos y plumosos llov�an sobre ellos.
 �Nieve?
 Solamente insectos muertos. Todav�a estamos en las emanaciones.
Aquella tarde su comida fue interrumpida por las sirenas. La luz de actividades
desautorizadas parpadeaba. Una escuadra de seguridad atravesó a trote corto la revuelta
sala.
 �Qu� sucede?  preguntó Ode.
Drum miró al otro lado de la puerta.
 No lo s�, pero se dirigen hacia nuestro campamento. Creo que me acercar� a ver.
Ode se limpió la boca y le siguió.
 Cuidado. Recuerda que esto es asunto de Seguridad.
Drum recogió su pala, imprimi�ndole un balanceo experimental. El campamento estaba
pobremente iluminado. El mec de las cloacas hab�a conectado la mayor parte de la
energ�a para buscar circuitos en el curso del conducto. Vieron neblinas y tiras miceliales
que resplandec�an en la distancia. La escuadra de seguridad se habla calzado botas y
vadeaba cautelosamente, hundida en el cieno del delta. Sin una palabra desaparecieron
en la oscuridad. Ode y Drum, confundidos, permanecieron quietos durante largo rato.
Despu�s, Drum se encogió de hombros y se dio vuelta con intención de partir. Los
circuitos ten�an aspecto familiar. Del bote llegó un remoto sonido.
 Alguien se ha apoderado de nuestra lancha  dijo Drum mientras entraba en el cuarto
de control . �Podemos captarlo con los sensores de la tuber�a?
El dise�o de b�squeda ofreció un conjunto de im�genes infrarrojas en la pantalla, pero
como en un tablero de damas, el resto de las casillas permanecieron vac�as.
 La mayor�a de mis ojos est�n nublados  dijo el mec de las cloacas . Mis detectores
de masa se�alan gran cantidad de basura flotante, pero hasta ahora ning�n barco.
 �O�dos?  preguntó Drum.
 Nada.
 Bien, ll�manos si encuentras algo.
Los hombres volvieron a su comida. Cuando regreso, la escuadra de seguridad ol�a a
rancio y a sucio. La brigada anfibia les ofreció bebidas calientes a cambio de noticias.
 Odio verlos largarse  dijo el jefe de escuadra . Intentaremos atraparlos en la
siguiente ciudad corriente abajo.
 No hay bote  dijo Ode . Supongo que eso significa que hemos perdido nuestro
equipo.
 A menos...  sugirió Drum . A menos que tomemos un tubo de transporte hasta esa
ciudad.
Estudiaron el dise�o del tr�fico mediante los terminales. El viaje completo les llevar�a
muchas horas, e intentar seguir manteniendo reunido el equipo ser�a casi imposible en las
atestadas l�neas de pasajeros. Ambos movieron la cabeza.
 No, supongo que no  dijo Drum . Resultar�a m�s económico comprar todo de nuevo.
Ode asintió. Mucho m�s sensato.
5. TABANOS Y LARVAS
C�lidas olas gris pizarra atravesaban �ridos archipi�lagos tropicales, cruzando miles
de millas de mares est�riles y silenciosos para romperse atronadoramente contra los
cuarteados acantilados en declive del sector naranja. Lechos calizos, erosionados por el
continuo golpeteo, entregaban sus antiguos vestigios de Xyne gres y Ganotytes carneo.
Procedentes de los acantilados, estos delicados restos l�vidos del arenque y del s�balo
mioc�nicos se desintegraban lentamente por la acción de las olas; eran desenterrados y
atomizados por un oc�ano est�ril bajo cielos desiertos. Mol�culas de veinte millones de
a�os de antig�edad, reunidas por peces óseos, estaban siendo ahora dispersadas en una
era sin peces óseos.
De los incontables megafósiles que albergaba la corteza terrestre sólo perduraba un
pu�ado. Hoy, los vestigios salitrosos del arenque y del s�balo se arremolinaban alrededor
de uno de los ejemplares megaf�unicos sobrevivientes. [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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